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Joe Biden empezó a perder el debate contra Donald Trump en el primer minuto. La voz no fluía, la tenía tomada. Tosió para aclarar la garganta, pero no funcionó. Emprendió una respuesta a toda velocidad sobre la economía que parecía ensayada, pero que no tenía nervio ni claridad. Luego vinieron los lapsus, las frases sin terminar, un momento en que pareció quedarse en blanco… La peor pesadilla de los demócratas se hizo realidad. Si lo que pretendía Biden es mostrarse como un político en forma, capaz de abordar una segunda presidencia que culminaría con 86 años, fracasó en el intento.
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