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La campaña electoral de Donald Trump dejaba presagiar que, en caso de victoria, su ejercicio del poder sería un tsunami, y ahora los nombramientos que se van acumulando lo confirman: viene una embestida trumpista radical, brutal y sin complejos. Conviene dejar las esperanzas de que haya significativos factores de contención. Desgraciadamente, los primeros compases de la reacción europea son nefastos.
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